11 de junio de 2013

¿Algo distinto en las inundaciones de Centroeuropa?

Durante los últimos días de mayo y primeros de junio muchas zonas de Centroeuropa se han visto afectadas por importantes lluvias y por las inundaciones provocadas por el desbordamiento de ríos, si bien en ésto último ha tenido que ver el estado de saturación de los suelos provocado por una primavera muy húmeda, al igual que ha sucedido en España. ¿Ha tenido esta situación algún rasgo distintivo de otras muchas que también han provocado este tipo de inundaciones europeas?

Las informaciones recibidas dan cuenta de que el rio Danubio en Passau (Alemania), alcanzó su nivel mas alto desde 1501 y que el nivel de otro río alemán, el Saale, alcanzó su nivel máximo en un periodo de registro de 400 años. Por su parte, la Agencia Meteorológica de Austria (ZAMG), ha hecho público un informe en el que presenta algunos datos muy interesantes. Señala que en algunas zonas de Austria, las lluvias registradas durante los días 30 de mayo al 1 de junio, alcanzaron de 150 a 200 mm y llegaron en algunos puntos hasta los 250 mm. Estos valores registrados en dos días suponen periodos de retorno de 100 años pero a este respecto conviene recordar que hace tan sólo once años, en el 2002 y en otro temporal parecido, se registraron valores de este mismo orden.

El modelo de situación atmosférica causante de estos diluvios es bien conocida por los meteorólogos: una borrasca fría, desviada de su trayectoria normal por un anticiclón situado muy al norte de su posición habitual, permanece en situación casi estacionaria sobre Centroeuropa; la circulación de su zona delantera absorbe hacia ella aire del Mediterráneo muy húmedo y relativamente cálido.  Debido a la inestabilidad provocada por el aire frío que tiene la perturbación a niveles medios y altos, este aire se ve forzado a ascender dando lugar a grandes masas nubosas que provocan a su vez importantes lluvias. Lógicamente, si la situación permanece estacionaria, las precipitaciones caen siempre en las mismas zonas saturando la tierra y haciendo que aumente la escorrentía hacia los rios, provocando así desbordamientos e  inundaciones. Pues bien, en el episodio de estos días han sido dos borrascas las que, una tras otra, han permanecido sobre Centroeuropa, de modo semiestacionario dando lugar a varios dias de lluvias persistentes y a los efectos que conocemos.

Mapa de 500 hPa correspondiente al 31 de mayo (ECMWF). La presencia de un anticiclón estacionario sobre el norte de Escandinavia y de Rusia desvía borrascas frías hacia Europa central y occidental que quedan en situación semiestacionaria sobre el continente. Cuando una de ellas se debilita o se desplaza hacia el este, otra borrasca se "descuelga" y hace un recorrido parecido

¿Algo nuevo respecto a situaciones anteriores? Pues nó por lo que respecta al mecanismo pero quizás sí respecto a la persistencia del fenómeno. A la larga duración de la situación en sí misma, se ha unido -como apuntaba antes- la saturación de los suelos como consecuencia de un trimestre marzo-abril-mayo muy húmedo en amplias zonas europeas y que en algunas áreas era prolongación de un final del invierno también lluvioso. ¿Por qué esa persistencia, que en España la hemos experimentado como un larguísimo periodo de tiempo desapacible, nuboso, ventoso y húmedo que ha hecho desear mas de lo habitual la llegada del tiempo soleado y seco? Pues la causa ha sido el establecimiento de una circulación atmosférica prácticamente estacionaria que arrastraba borrascas frías desde el Atlántico norte hacia unas veces hacia la propia Península Ibérica y otras hacia otras zonas de Europa occidental y central. Dependiendo de la trayectoria concreta de cada borrasca, eran unas u otras las zonas más afectadas por las precipitaciones o los vientos fríos pero siempre en un contexto general de tiempo húmedo y desapacible durante varios meses.

La pregunta siguiente es ¿y por qué esta contumaz estructura de la circulación? Pues porque el chorro polar, ese gran rio aéreo que circunvala todo el hemisferio y que de alguna manera gobierna la trayectoria de las borrascas y la ubicación de los anticiclones, está manteniendo una estructura ondulatoria muy marcada y bastante estacionaria que conduce hacia esas zonas europeas esas borrascas mientras que ha mantenido situaciones anticiclónicas y temperaturas relativamente altas en latitudes muy septentrionales. Estas ondulaciones semiestacionarias del chorro polar son las principales responsables de muchos fenómenos atmosféricos adversos al hacer que las situaciones de lluvia, frío o calor se queden mucho tiempo sobre las mismas zonas y/ o dando lugar a evoluciones violentas por marcados contrastes entre masas frías y cálidas tal como ya he referido en alguna entrada de este blog.

Mapa hemisférico (el polo norte está en el centro de la figura) de 500 hPa correspondiente al 1 de junio (ECMWF). Puede verse la estructura bastante ondulada de la circulación del chorro polar y, sobre todo, como la gran dorsal anticiclónica que se extiende desde el mar Caspio hasta el norte de Escandinavia, da lugar a que las borrascas frías del Ártico o de la zona mas septentrional del Atlántico se desvíen hacia Centroeuropa. En el caso de que el anticiclón de Azores se desplace algo hacia el oeste,  esas borrascas afectan a la Península Ibérica y después se suelen trasladar hacia el este.

Es verdad que estas configuraciones del chorro son conocidas y normales pero parece que su frecuencia  va aumentando en los últimos tiempos y suele estar  detrás de muchos de los fenómenos extremos que venimos viviendo. También en esa entrada a la que antes me refería citaba los resultados de las simulaciones efectuadas por unos investigadores alemanes -refrendadas por otras posteriores- en los que aparecía cómo la marcada fusión del Ártico afectaba a la circulación del chorro polar, ya que al disminuir el gradiente térmico entre el polo y el ecuador, las ondas de esa circulación ganan mucho en amplitud y se hacen casi estacionarias dando lugar a este tipo de fenómenos. Ese artículo puede encontrarse aquí y en este otro enlace la entrada del blog de uno de otro investigador referida a la misma cuestión.

 Si bien no podemos atribuir un fenómeno concreto al calentamiento global, la acumulación de tanto fenómeno extremo en distintas zonas del planeta parece dificilmente atribuible a la variabilidad natural. En mi opinión, la enérgica y rápida fusión del hielo ártico en verano es un punto de inflexión importantísimo en el proceso de calentamiento global y tiene una influencia sustancial como vamos viendo en los cambios de los patrones de la circulación atmosférica, cambios que tienden a transportar mas calor hacia el Ártico realimentando el proceso.

Y aunque de momento estas contínuas entradas frías se han parado o debilitado, los modelos de predicción a medio plazo dan síntomas de que nuevas borrascas frías podrían visitarnos la semana que viene. ¿Tendencia hacia un verano más fresco que lo habitual? No es posible saberlo porque la estructura general de la circulación puede dar un vuelco...pero, en cualquier caso, es algo muy interesante a seguir.

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