28 de diciembre de 2013

Lo que realmente explota en una ciclogénesis explosiva

En los últimos días, de nuevo, y quizás con más intensidad que otras veces debido a la época festiva, el término "ciclogénesis explosiva" ha vuelto a hacerse tema de conversación en la calle entre comentarios, un punto preocupados, pero sobre todo irónicos, dado que como es lógico no llega a "explotar" nada y, tal como se comentaba en las redes sociales, para muchos se trata sobre todo de "un tiempo de perros".

El término "ciclogénesis explosiva" es científicamente correcto aunque no estoy seguro que sus autores -los norteamericanos Sanders y Gyakum que lo introdujeron hacia 1980-  lo hubieran llamado así de haber sabido como se iba a utilizar mediáticamente años después. Se trata simplemente, como cualquier persona medianamente interesada por la meteorología conoce, de la rápida formación e intensificación de una borrasca por encima de unos valores predeterminados, lo que suele ir acompañado de lluvias significativas y sobre todo de vientos muy fuertes y en algunas zonas incluso huracanados. La aparición de este fenómeno es siempre interesante para profesionales y aficionados y se debate ampliamente por ellos en foros especializados de las redes sociales. El problema surge cuando, por la "universalidad" de Internet, la denominación cae en manos de comunicadores, en general no muy expertos en meteorología, resultándoles absolutamente subyugante. Si ya "ciclogénesis" es un término raro, casi misterioso, unido a "explosiva" se convierte en tentación inevitable para los titulares, y más en un tema de tanto atractivo como la meteorología y los fenómenos meteorológicos adversos. Por otra parte, aunque a veces un fenómeno de este tipo puede afectar directamente a España, lo que suele ocurrir, al igual que en este último caso, es que el proceso "ciclogenético" ocurra a miles de kilómetros de aquí, aunque  podamos sentir parcialmente algunos de sus efectos. Por tanto, titulares del tipo "España afectada por una ciclogénesis explosiva" son ridículos, fundamentalmente desinformativos y, además, dan pie a todo tipo de comentarios irónicos y a veces descalificativos hacia la meteorología y los meteorólogos.

En estas situaciones, y probablemente también de forma mas marcada en esta última ocasión, los profesionales han explicado en medios de comunicación y redes sociales la realidad del fenómeno y han intentado, en la medida de sus posibilidades, influir en periodistas y redacciones pero, hay que reconocerlo, con poco éxito en general...¿por qué? Esta es la cuestión.

No creo que la explicación completa sea el desconocimiento del tema por parte de los periodistas que redactan estas noticias. Puede ser que en algún caso sea así, pero la mayoría consultan continuamente medios informativos y  redes sociales y están al tanto de la situación e incluso del debate generado por el término en cuestión. Pero se les pide por encima de todo titulares y, más aún, si otros medios ya los están utilizando, algo que siempre ocurre porque...¿quien es el primero que "tira la piedra"? 

Pasaríamos entonces la responsabilidad a los redactores jefes o los editores que son los que piden esos titulares. A su vez, creo que unos y otros dirían que ellos tienen que luchar por conseguir audiencias, si bien siempre serían cuidadosos de no decir algo que no fuera verdad. Y las audiencias parecen dispararse cuando en las noticias entran elementos en mayor o menor  medida catastrofistas o de alto impacto. ¿Es entonces el público el responsable de su propia desinformación?

Como en tantas otras cosas de la vida no hay un único responsable pero sí es verdad que los distintos sectores implicados pueden actuar para ofrecer un mejor servicio. Si bien el término "ciclogénesis explosiva" no se puede erradicar en la práctica, como no se puede erradicar el de "gota fría" -frecuentemente tan mal empleado-, sí puede haber un esfuerzo por parte de los periodistas, fundamentalmente redactores jefes y editores, para explicar la situación correctamente y, si es necesario, alargar el titular dos palabras mas. Y, de paso, tratar de evitar todos los equívocos que se cometen en relación con avisos, alertas, alarmas y generalidades de todo tipo que no son correctas y desinforman.

Por otra parte, ¿sería mucho pedir a los medios, sobre todos los de titularidad pública, un mayor esfuerzo informativo y divulgativo en estos temas ya que tanta audiencia parecen atraer y son tan importantes respecto a la seguridad pública? Y a los medios privados, ¿no tendrían una interesante audiencia programas de este tipo adecuadamente diseñados, realizados y presentados y se apuntarían de paso a asumir un esfuerzo de responsabilidad social?

Y ¿sería también mucho pedir al público, -es decir a nosotros mismos-, una cierta contención en el consumo de enfoques noticiosos morbosos o catastrofistas?

En fin, toda esta es mi visión de lo que realmente "explota" en una ciclogénesis explosiva: una mezcla entre el ansia de novedades y sensaciones y el deseo de ser correctamente informados, trufada toda ella de distintos intereses parciales. Seguro que esta visión es parcial o incluso incorrecta en algunos puntos. Me gustaría conocer otras visiones de todo ello. El debate, si se quiere, está abierto.

1 comentario:

  1. Comparto todas tus reflexiones y, como en tantas otras cosas, yo siempre sugiero recurrir al origen etimológico de las palabras.

    CICLOGÉNESIS es la génesis de un ciclón, es decir, el proceso de formación del mismo. Eso sí, dejando claro que el término CICLÓN hace referencia a una baja barométrica que no tiene por qué ser tropical, como algunos podrían pensar, y que incluye a todas las bajas como las extratropicales que son las que normalmente nos afectan en las latitudes medias.

    "EXPLOSIVA" hace referencia a la rapidez de su formación en menos de 24 h, cuando lo normal es que transcurran varios días desde el inicio del proceso "ciclogenético" hasta que se alcanza la máxima profundización (mínima presión) de la baja ó ciclón.

    Y esto es todo, no hay más. Las repercusiones que pueda tener van a ser las mismas que cualquier otro ciclón, y van a depender principalmente de lo profundo que sea (es decir, lo baja que llegue a ser la presión en su centro), del gradiente de presión y de la cercanía del mismo.

    Esto es lo que hay que explicar y no debería ser tan complicado, aunque supongo que la deformación profesional nos lo hace ver más sencillo.

    Saludos y Feliz año a todos

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