24 de diciembre de 2018

¿Cómo fue la Nochebuena meteorológica en España hace 150 años?

Sí, esa es la pregunta...¿Cómo fue desde el punto de vista meteorológico la noche del 24 al 25 de diciembre de 1868? 

Si esa cuestión me la hubieran planteado hace sólo dos o tres años, mi contestación hubiera sido que no habría forma de saberlo salvo intentando rebuscar en hemerotecas o en algún dato suelto que pudiera constar -me imagino que no- en los archivos de AEMET o de algún otro Servicio Meteorológico europeo. Pero, aún contando con ello, no podríamos tener la visión global que nos proporcionaría un mapa sinóptico de superficie junto con una topografía de 500 hPa y la temperatura a 850 hPa. Pero, lógicamente, imposible, tener esos mapas de hace 150 años.

¿Imposible? Aquí están:

Probable topografía de 500 hPa y mapa de superficie a las 00Z del 25 de diciembre de 1868

Probable mapa de temperaturas a 850 hPa a las 00Z del 25 de diciembre de 1868
Pues sí, aquí están... pero como puede verse me refiero a ellos como "probables". Con las modernas técnicas de asimilación de datos desarrolladas para los modelos numéricos de predicción es posible llevar a cabo el mejor análisis posible a partir de los datos de que se disponga, incluso, como es en este caso, aunque sólo sean  de superficie. Se trata mediante estas técnicas de encontrar la estructura atmosférica tridimensional que sea compatible y mejor responda a los datos realmente observados. Por tanto, no son análisis en el sentido actual del término, pero sí constituyen el mayor acercamiento posible a la circulación atmosférica que realmente tuvo lugar ese día; la configuración más probable.(Nos guste o no, siempre acabamos hablando de probabilidad). 

Indudablemente para la realización de estos trabajos se necesitan grandes recursos de cálculo. Que yo sepa, están siendo llevados a cabo sólo por el Centro Europeo de Predicción a Medio Plazo y la NOAA norteamericana que, en su "marcha hacia atrás", ha llegado nada menos que hasta 1851. Esta es la procedencia de los mapas que aquí presento y que el Servicio Meteorológico alemán pone disponibles a todo el mundo a través de este enlace.

Pero nos preguntábamos como fue la Nochebuena de 1868. Pues, si damos por buenos los mapas anteriores, vemos como la Península y Baleares se encuentran bajo una circulación de Ponientes en niveles medios, mientras que en superficie se encuentran en el radio de acción  de una amplia borrasca centrada sobre las Islas Británicas y cuyos frentes asociados están llegando a la Península. De hecho, prácticamente puede pintarse una onda frontal con el frente ocluido yendo desde Gran Bretaña hasta el norte de Galicia, y empalmando ahí con el frente cálido que entra por Portugal y el frente frío todavía en pleno Atlántico. Por otra parte, las temperaturas a 850 hPa están en el rango entre los 2 y 5ºC. 

Pues bien, con esta situación no es difícil comentar cómo pudo ser esa noche: ambiente relativamente suave para la época del año en las vertientes atlántica y cantábrica si bien el viento y la humedad la podrían hacer algo desapacible. Habría lluvias no muy abundantes que podrían convertirse en nieve por encima de los 800-1000 metros según zonas. En el área mediterránea, tiempo seco con temperaturas muy suaves y viento en ocasiones algo molesto. Y en Canarias, al menos durante aquella noche, predominaría el tiempo típico del alisio. 

Horas más tarde llegaría el frente frío...Y ya que en algunas zonas había llovido en Nochebuena... ¿Cómo sería la noche de Fin de Año?... La respuesta aquí.

Y 150 años después, ¡Feliz y anticiclónica Nochebuena de 2018!



20 de diciembre de 2018

Nuestra meteorología en 2018: Apuntes y opiniones

Hace pocos días, en su habitual rueda de prensa trimestral, AEMET ha facilitado un avance (hasta el 12 de diciembre) del comportamiento meteorológico del año 2018 en España. Ha destacado fundamentalmente por su carácter "muy húmedo" con una precipitación media de 784 mm, lo que supone un 20 por ciento más que el valor medio del periodo 1981-2010. Queda caracterizado así como uno de los cinco años más lluviosos desde 1965, y el segundo o tercero del siglo XXI. Por otra parte la temperatura media ha sido de 15,5ºC, con una anomalía de 0,4ºC respecto al valor medio del citado periodo 1981-2010, lo que le convierte en el quinto año consecutivo con temperaturas por encima de la media. En cualquier caso, más allá de estos valores medios, se han producido a lo largo del año una serie de situaciones atmosféricas a las que me quiero referir brevemente y que, en su momento, traté más ampliamente en este blog. 

Los problemas empezaron pronto. En pleno Día de Reyes una nevada copiosa pero bien prevista y avisada bloqueó a cientos de automovilistas en la AP-6 cuando retornaban a Madrid. 


(foto: El País)

¿Qué información habían recibido... si es que habían recibido alguna? ¿Cómo la interpretaron? ¿Fueron realmente conscientes de los problemas que podrían encontrar? Y, por otra parte, ¿volvería a ocurrir algo así un año después? ¿Ha cambiado de algún modo la difusión y el modo de comprensión de los avisos meteorológicos?

A finales de febrero, un cambio radical en la circulación atmosférica, provocado como posteriormente se ha demostrado por la ocurrencia previa de un calentamiento súbito estratosférico, dio origen al establecimiento de un gran temporal de lluvias en la vertiente atlántica que supuso el principio del fin de la grave sequía que se prolongaba desde hacía algunos años. 

(Universidad de Wisconsin)

Cabe destacar la rapidez con que esta vez investigadores españoles estudiaron la situación y demostraron su relación con el citado calentamiento súbito. 

Abril y mayo fueron tiempos de danas, pero entrando por el noroeste o, como mucho, por el oeste penínsular, dando por tanto un tiempo más frío y menos lluvioso que si lo hubieran hecho por el suroeste. Además, por ese camino, hubieran podido afectar al área mediterránea donde la lluvia seguía escaseando mucho. 


Mis comentarios sobre estas situaciones y sobre los distintos "caminos" de las danas ibéricas quedaron reflejados en esta y esta otra entrada. 

Junio y julio no fueron excesivamente calurosos, pero agosto empezó con una muy marcada ola de calor que culminó el día 4 con temperaturas máximas entre 46 y 47ºC



Algunos comentarios sobre el origen de la masa de aire responsable y su evolución aparecen en esta y esta otra entrada.  Pero agosto no sólo se caracterizó por esas altas temperaturas sino también por batir el récord mensual absoluto de rayos registrados en España; una circunstancia que probablemente estuvo relacionada con la continuada presencia de vaguadas durante todo el mes con entradas de aire húmedo atlántico unas veces y mediterráneo otras, lo que provocaba una gran actividad tormentosa. 

(Fuente: AEMET)

Octubre fue un mes realmente complejo. El día 9 se produjo la dramática torrentada de Sant Llorenç en la isla de Mallorca, recogiéndose en la zona unos 233 mm en cuatro horas y teniendo que lamentar un alto número de personas fallecidas. 
(El País)




Una situación que ponía al límite las posibilidades y recursos de las modernas técnicas de vigilancia y predicción y volvía a plantear una vez más el interrogante de si los avisos llegan en tiempo y forma a todos los potenciales afectados. 

Pocas jornadas después, el día 13, y tras muchas indefiniciones, vueltas y revueltas que mantuvieron en vilo a profesionales y aficionados, el huracán Leslie llegó a la Península Ibérica. 



Según el Centro Nacional de Huracanes se había convertido ya desde unas horas antes en un ciclón subtropical pero humildemente mantuve mis dudas en esta entrada sobre si no llegó a tocar tierra todavía como huracán clase I. 

Y siguieron más episodios de intensas lluvias mediterráneas que dieron registros realmente impresionantes tales como los 159 mm en una hora en Vinaroz el 19 de octubre, o los 289 mm en seis horas en Alpandeire. 


Una reiteración de episodios en los que jugó un papel preponderante un flujo muy persistente de aire mediterráneo muy cálido y húmedo, y que abrió de nuevo el debate sobre su mayor o menor relación con el calentamiento global y la necesidad de revisar o replantear medios y técnicas de vigilancia y aviso. A ello me referí en esta entrada del blog y también lo expresó AEMET en una nota que emitió en relación con estas situaciones.  Una cuestión que, de nuevo, volvió a surgir en la jornada que la Agencia celebró en Valencia el pasado once de diciembre sobre situaciones adversas mediterráneas y cambio climático. 

Pero las sorpresas de octubre no acabaron con las lluvias torrenciales. En un nuevo giro argumental, el mes se despidió con una marcada entrada fría y nevadas en cotas relativamente bajas que en algunas zonas sorprendieron por su gran adelanto. 

Por tanto, y tal como dijo la portavoz de AEMET al presentar el resumen del año en la pasada rueda de prensa, un año para recordar en lo meteorológico. Pero también fue para recordar en lo meteorológico el año 2017, tal como apuntaba en esta reciente entrada. Y si seguimos mirando más atrás, a lo largo de estos años tan cálidos del principios del siglo XXI, surgen más y más "recuerdos". Situaciones que en muchos casos han estado relacionadas con esa, al menos aparente, mayor "meandrización" del chorro polar provocada según muchos científicos por el marcado aumento de temperaturas en la zona ártica debido al calentamiento global.

Veremos si 2019 es también un año para recordar. Su comienzo ya apunta maneras con un calentamiento súbito estratosférico inmediato y la aparición de un nuevo episodio de  "El Niño". Pero de momento y  mientras se manifiesta todo ello, mis mejores deseos en estas fiestas y nuevo año para amigos y seguidores del blog. 






17 de diciembre de 2018

¿Qué relación pudieron tener algunos fenómenos adversos de 2017 con el cambio climático?

Por séptimo año consecutivo la American Meteorological Society ha publicado su informe titulado "Explaining Extreme Events in 2017 from a Climate Perspective". En él se recogen 17 estudios sobre situaciones de tiempo adverso en todo el planeta, y mediante el uso de las modernas técnicas de atribución se establece su mayor, menor o nula relación -expresada en general de forma probabilista- con el cambio climático de origen antropogénico. A este respecto es interesante recordar que de los 146 estudios presentados a lo largo de las siete ediciones realizadas de este informe, en el setenta por ciento de ellos se encontró una marcada relación del suceso en cuestión con el cambio climático mientras que en el treinta por ciento no se encontró ninguna relación y deberían ser atribuidos por tanto a la variabilidad natural.




Algunos de los resultados más interesantes del informe son los siguientes:

En relación con la ola de calor del 2017 en el área euromediterránea cabe señalar que la ocurrencia de un episodio al menos tan cálido como éste es ahora tres veces más probable que en 1950.

Las temperaturas récord registradas en el mar de Tasmania en 2017 y 2018 hubieran sido virtualmente imposibles sin el cambio climático.

Las temperaturas extremadamente cálidas del mar junto a las costas africanas doblaron la probabilidad de ocurrencia de la sequía de África oriental que tuvo un gran impacto en la población de Somalia. El estudio correspondiente afirma que esas extremas temperaturas del océano no podrían haber ocurrido en la era preindustrial.

El récord de mínima extensión del hielo ártico debido al cambio influyó en el marcado déficit de precipitaciones en diciembre de 2016 en gran parte de Europa occidental 

En el informe existen muchas más informaciones interesantes sobre la evolución climática de 2017 y vale la pena descargarlo a través de este enlace u obtener al menos un resumen a través de este otro. 

Llegados a este punto quiero recordar que 2017 fue un año pródigo en fenómenos adversos en España. En esta entrada del blog hice referencia a la mayor parte de ellos. Cabe recordar por ejemplo:

El fuerte temporal de nieve en la Comunidad Valenciana y zonas del bajo Aragón en enero, con graves problemas originados en el tráfico ferroviario y automovilístico y que destacó, entre otros aspectos, por su gran actividad convectiva, muy rara en ese mes. 

La fortísima ola de calor de junio -no sólo en España sino también en buena parte de Europa- que batió muchos récords. 

Las temperaturas máximas de julio, de modo que Córdoba alcanzó la máxima absoluta nacional con 46,9ºC el día 13 de ese mes. 

Un nuevo episodio de altas temperaturas a primeros de agosto que afectó al área mediterránea con la aparición de algunos fenómenos locales que intensificaron más si cabe el efecto de la propia entrada cálida. Fue muy destacable en esta situación la gran extensión meridional de la estrecha vaguada en cuya zona delantera se produjo la advección cálida. 

Y, para finalizar, en octubre nos sorprendió la trayectoria del huracán "Ophelia" pero sobre todo su mantenimiento como tal huracán hasta latitudes muy elevadas así como su posible relación, más o menos directa, con los fortísimos incendios forestales que se registraron coincidiendo con su paso -aunque a cierta distancia- en Portugal y Galicia.

 Qué interesante sería que se llevaran a cabo estudios de atribución para éstas u otras de las situaciones meteorológicas adversas que afecten a España. Soy consciente de que hay dificultades: a las crónicas escaseces de recursos humanos y económicos para la investigación se une una cierta prevención por parte de algunos científicos en relación con los estudios de atribución, sobre todo por lo que se refiere a las precipitaciones. Además es verdad que esos estudios no permiten afirmar de forma categórica -aunque en algunas de las conclusiones a las que me he referido más arriba parece que sí- que un fenómeno concreto no habría sucedido si no existiera el calentamiento global. Sin embargo sí es posible expresar la mayor o menor probabilidad de que un fenómeno pueda tener relación directa. Pues perfecto, si esa es la mayor verdad científica que puede establecerse en una naturaleza tan compleja, es una riqueza y una oportunidad que no podemos dejar de lado. Avancemos  y conozcamos mejor nuestro clima y su evolución.

13 de diciembre de 2018

Pues sí, fue un calentamiento súbito estratosférico

A finales de febrero de 2018 publicaba en este blog una entrada titulada "¡Al fin!" en la que comentaba cómo se empezaba a producir un cambio sustancial en la circulación atmosférica que podría significar el comienzo de un amplio periodo de precipitaciones sobre España tras la gravísima sequía que veníamos padeciendo, la más importante desde la década de los setenta. 

Ese cambio sustancial de la circulación no sólo afectó a España sino a otros muchos países del suroeste de Europa con distintos fenómenos adversos. En aquellos días se especuló mucho con que tal cambio podría estar ligado a un calentamiento súbito estratosférico, pero hacían falta estudios en profundidad para poder atestiguarlo. Pues bien, ahora acaba de publicarse un la revista Geophysical Research Letters un interesantísimo artículo titulado "Stratospheric Connection to the Abrupt End of the 2016/2017 Iberian Drought" firmado como primera autora por Blanca Ayarzagüena del Departamento de Física de la Tierra y Astrofísica de la Universidad Complutense de Madrid junto con otros colegas del mismo Departamento, en el que se demuestra la clara relación entre ese cambio de régimen de la circulación troposférica y el calentamiento súbito estratosférico que alcanzó su máximo el 12 de febrero de este año. 



No me cabe sino felicitar a los autores por un trabajo tan interesante y útil y realizado y publicado en un plazo tan corto de tiempo. Esperemos que este tipo de estudios, tan cercanos en el espacio y en el tiempo, sean cada vez más frecuentes y tan relacionados con un tema tan crítico para nosotros como son los periodos secos y húmedos y las claves de su alternancia en España.

Y ahora esperemos aún con más interés cómo se desarrolla y qué implica el calentamiento súbito que parece estar fraguándose.

Algunas apuntes y reflexiones tras la reunión sobre fenómenos meteorológicos adversos y cambio climático

El pasado martes, 11 de diciembre, tuve ocasión de participar por amable invitación de AEMET en la jornada organizada por la Agencia en la Universidad de Valencia sobre fenómenos meteorológicos adversos en el Mediterráneo y cambio climático. Tras la apertura por parte de las autoridades, la jornada constó de una  conferencia magistral de Agustí Jansà seguida por dos mesas redondas integradas por reconocidos expertos en el tiempo y clima mediterráneo desde distintos enfoques  y finalizó con un coloquio general que tuve el honor de moderar. Coloquio que, por causas del todo ajenas a la organización, vio su duración reducida a la mitad del tiempo previsto y con la ausencia ya de algunos participantes. En cualquier caso, la asistencia fue muy numerosa con representantes tanto del mundo universitario, del meteorológico y climático, de la protección civil y de la comunicación. 

Imagen del coloquio en Valencia (fuente METEORED)

No es mi intención comentar todo lo expuesto por cada uno de los ponentes -
aquí puede consultarse un interesante resumen realizado por Juan José Villena- sino más bien recordar algunos datos y planteamientos que me resultaron significativos y exponer mis opiniones sobre ellos. 

Así, por lo que respecta a la situación actual del clima mediterráneo y de la evolución que está experimentando, se constató: 

a) el aumento en la región de la temperaturas medias sobre todo en verano

b) la ampliación de los días de características veraniegas, más hacia la primavera y algo menos hacia el otoño

c) el aumento de las noches "tórridas" 

d) la dificultad de encontrar una tendencia en el régimen de las precipitaciones, si bien podría pensarse en una cierta disminución de los episodios de grandes lluvias pero con tendencia quizás a un aumento de su torrencialidad 

y e) algo que resulta muy importante a mi juicio: la aparición de episodios de precipitaciones intensas o torrenciales ya en cualquier época del año. 

En este contexto, y tanto en la intervención de apertura del Secretario de Estado de Medio Ambiente como en la de algunos ponentes, quedó claro como el proceso de vigilancia y aviso de los fenómenos atmosféricos adversos no es sólo una cuestión de carácter meteorológico sino que la meteorología es un eslabón muy importante, pero un eslabón más de una cadena en la que intervienen, además de los meteorólogos, también hidrólogos, expertos en protección civil y organización del territorio, comunicadores... y yo me atrevería a decir que también psicólogos sociales y técnicos en sistemas de comunicación.

Desde el punto de vista de la evolución en el contexto climático, se comentó que, así como no es difícil pensar en una mayor frecuencia de las olas de calor, es muy complicado encontrar una señal clara por lo que respecta al comportamiento de las precipitaciones futuras, si bien parece claro que la torrencialidad podría ir en aumento si el ascenso de  las temperaturas es, por sí mismo, capaz de generar una convección más intensa. Algo parecido se piensa sobre los medicanes: Es posible que no aumente su frecuencia pero sí la intensidad de sus fenómenos adversos asociados. 

Pues bien, en el marco de estos datos y argumentos, me parecen claras un par de reflexiones que paso a exponer. La primera es que la evolución de los distintos factores pero, sobre todo, la expansión de las precipitaciones intensas, quizás cada vez más súbitas y torrenciales, a cualquier época del año, hace necesario un replanteamiento de los planes de avisos, avisos en los que deberían incluirse también, como oportunamente apuntó el profesor Martín Vide, los de "noches tórridas" por su gran impacto social, sobre todo en personas mayores.  

Si bien me consta que AEMET está trabajando en ese sentido, creo, en la línea que exponía más arriba, que una modificación sustancial de nuestro sistema de avisos -y de comunicación al público, a todo el público-, es algo que no sólo involucra a AEMET sino a otros muchos estamentos, y que podría ser muy oportuno que desde Presidencia del Gobierno junto con los Ministerios de Interior y de Transición Ecológica, se organizara una reflexión profunda sobre ello así como el diseño de un serio plan de acción en el que intervengan todos los sectores -o eslabones- de esa cadena a los que antes me refería. De este modo se podría llegar a disponer de un sistema por el que, a través de distintos medios, pero sobre todo de los teléfonos móviles, se alcanzara al mayor número de personas, y por el que se recibieran informaciones, frecuentemente actualizadas, sobre qué se espera, cómo me puede afectar y qué recomendaciones se me hacen.

Por lo que se refiere a las incertidumbres sobre la evolución de las precipitaciones en el área mediterránea en el contexto del cambio climático y, de alguna manera también en el resto de España, sigo pensando en que, así como hay muchos trabajos científicos sobre la posible evolución del chorro polar y sus estructuras asociadas, hay muy pocos -o al menos yo no los conozco- sobre la evolución de la atmósfera tropical y subtropical en zonas cercanas a España -incluyendo por supuesto el área mediterránea y, por tanto, sobre sus posibles precipitaciones asociadas. Creo que con el apoyo económico institucional que fuera necesario, y quizás con AEMET como núcleo coordinador y "animador", ese tipo de estudios deberían potenciarse, así como los de atribución de fenómenos adversos sucedidos o que vayan sucediendo, expresados siempre, -como no puede ser de otra manera- desde un planteamiento probabilista y adecuadamente expuestos al público.

En estas líneas expreso, como siempre hago, mis opiniones personales que por supuesto pueden ser erróneas o, por supuesto, muy matizables. En cualquier caso tengo la sensación de que se van extendiendo cada vez más las reflexiones de este tipo y que se va haciendo ya muy necesario que, como decía anteriormente, se organice y dinamice desde las altas esferas de la Administración una reflexión profunda, amplia e integradora sobre estas cuestiones si queremos avanzar eficazmente tanto en la protección de vidas y bienes como en la planificación de futuro en un entorno climático tan cambiante. 

19 de noviembre de 2018

Retrogresión y freno a las danas... por ahora

Durante unos meses el casi continuo discurrir por nuestras inmediaciones de danas o borrascas frías, en conjunción con un Mediterráneo cálido, ha originado intensas lluvias y serias y frecuentes inundaciones en todo el litoral de Girona a Cádiz así como en Baleares. Incluso a veces esas lluvias han profundizado más hacia el interior, provocando graves problemas en zonas donde las precipitaciones no suelen tener esas características. Si bien la causa "próxima" ha sido ese continuado descuelgue de borrascas y danas, no está tan claro cuál puede ser la de ese tipo de circulación atmosférica, tan sistemáticamente meridiana, si lo contemplamos desde un punto de vista planetario. 

El análisis de ayer domingo, 18 de noviembre, es una muestra del tipo de situaciones que vienen predominando: una gran dorsal desde el norte de España hasta Escandinavia origina el casi continuo descuelgue de danas o borrascas frías hasta nuestras latitudes. Sin embargo, la basculación hacia el este de esa dorsal con el consiguiente cierre de una vaguada va a cambiar el patrón de circulación al menos durante unos días.
No cabe ignorar que esa estructura es coherente con la idea muy extendida ya entre los científicos de que un casquete polar, cada vez menos frío, facilita este tipo de circulación tan ondulada. A este respecto, qué interesante sería contar - sí existe, yo no lo conozco- con una estadística sobre la presencia de danas en el entorno de la Península desde los años cuarenta hasta ahora. Si bien hasta hace un tiempo ese trabajo sería complejo y bastante subjetivo, la disponibilidad actual de los productos de reanálisis lo haría mucho más sencillo y rápido. Su disposición permitiría sustentar con claridad la apreciación que tenemos muchas personas sobre la preponderancia de esas circulaciones desde hace ya varios años. 

En cualquier caso, más allá de disponer de esos datos, la continuada reiteración de fenómenos de este tipo en amplias zonas de España hace que a mi juicio, no se deba esperar  más, tanto en la revisión de los sistemas de vigilancia y avisos como en la planificación o revisión de determinadas infraestructuras, así como en actividades de comunicación, formación y difusión al público. Creo que alguna declaración, actividad o medida en este sentido del Ministerio de Transición Ecológica podría ser útil y oportuna. 

A partir de mañana, la ubicación de una borrasca fría al norte de la Península, tras un fenómeno de retrogresión por cierre de una vaguada sobre Centroeuropa, dará lugar a una reestructuración de la circulación quedando un ramal del chorro polar muy alto de latitud y otro, ya en nuestras latitudes con un carácter más subtropical, que arrastrará hacia la Península masas de aire cálidas y húmedas del oeste y suroeste que afectarán ahora más a la vertiente atlántica y sobre todo al cuadrante noroeste peninsular. 


Este mapa de 500 hPa previsto para la madrugada del próximo viernes, día 23, muestra como bastante probable que la borrasca fría situada desde principios de semana al noroeste peninsular genere una circulación de vientos del oeste y suroeste sobre la Península. Las lluvias afectarán a la vertiente atlántica y, sobre todo, al NW peninsular. En cualquier caso habría que estar atentos a la posible remontada de bandas nubosas muy "llovedoras" alcanzando al oeste y centro peninsular desde las latitudes canarias.

¿Esta situación, ahora no mediterránea,  ¿nos va a dar también cantidades muy importantes de precipitación? Y lo que es más significativo...¿perdurará mucho tiempo o volveremos de nuevo sin mucha tardanza a las circulaciones meridianas y a las danas? Lo que no parece atisbarse es ninguna entrada realmente fría típica de finales de noviembre. De un modo u otro, estaremos atentos a los próximos días. 


2 de noviembre de 2018

Una obra imprescindible para profesionales y amantes de la meteorología.

Debió ser muy a finales de 2016 o principios de 2017 cuando mi colega y amigo Carlos Santos se dirigió a mí para ver si quería participar en un proyecto que empezaba a coordinar sobre la física del caos y la predicción meteorológica, contando para ello con la colaboración de un gran número de especialistas en distintos campos de la meteorología. Aunque yo ya estaba retirado Carlos conocía bien mi empeño de muchos años en la utilización y difusión de las predicciones meteorológicas con un enfoque claramente probabilista convencido, como siempre he estado, de que, bien comunicada, es el mejor producto y la mayor "verdad" meteorológica que los meteorólogos podemos ofrecer a la sociedad. 

Naturalmente acepté encantado y felicité sinceramente a Carlos por la iniciativa. Al quedar así incluido en el proyecto pude comprobar como, con el paso de los meses, el planteamiento inicial crecía y sobre todo, se enriquecía con la captación de nuevos autores y de nuevos temas, aunque permaneciendo siempre fiel a la idea inicial de contar, formar y divulgar la visión de la predicción meteorológica como una cuestión probabilista. Me impresionaba cada vez más ver la profunda vocación integradora del coordinador al considerar la moderna predicción meteorológica como una gran empresa conjunta en la que, a partir de unos sólidos fundamentos científicos, se abarcan tanto las técnicas y métodos de la predicción desde los siguientes minutos hasta la predicción a medio y largo plazo, así como la realización y difusión de los productos para el público, teniendo siempre muy presentes sus aspectos sociales. Y para contar esa empresa conjunta -sus fundamentos, sus técnicas, sus anécdotas e incluso su profunda componente humana- llegaba a reunir a más de cien profesionales de la meteorología, de la comunicación e incluso de las artes, tanto españoles como extranjeros. Y lo hizo de tal forma que la coherencia y la armonía reina en toda la obra; una obra que, quizás por todo ello, es profundamente atractiva, más allá de su gran extensión.



Creo sinceramente que se trata de una publicación novedosa y necesaria en el mundo de la meteorología y que, aunque muy extensa, invita profundamente a su lectura reposada, aunque también permite dirigirse a capítulos o temas concretos. Si, por otra parte, se tiene en cuenta el carácter gratuito de la obra en su versión electrónica y la posibilidad de hacerse con ella mediante una descarga inmediata, no hay razón para que tanto profesionales como amantes de la meteorología no estemos ya enfrascados en su lectura. 

No me queda sino agradecer profundamente a Carlos Santos su denodado y difícil trabajo de estos dos o tres últimos años y el mantenimiento siempre una visión integradora y armónica, una visión cada vez más necesaria. Y manifestarle también mi convencimiento de que ha prestado un valiosísimo servicio a la moderna predicción meteorológica. Mi reconocimiento también al esfuerzo y entusiasmo de todos los participantes en este proyecto así como a AEMET por creer en él, apoyarlo y hacerse cargo de su acogida, soporte y edición. 

23 de octubre de 2018

Tras las nuevas lluvias torrenciales... ¿alguna iniciativa?

En estos pocos días de relativa calma entre un acontecimiento atmosférico y otro, quiero aprovechar para comentar algunas ideas en relación con las situaciones que se vienen sucediendo en los últimos  meses. Somos muchos los que nos hemos quedado impresionados por la violencia de lluvias e inundaciones consecuentes que se han vivido en muchos lugares de España y que han tenido como remate ¿final? las provocadas por la última situación de dana. Una situación en la que, a mi modo de ver, las interacciones mesoescalares han tenido un papel fundamental y que han llevado, según ha indicado AEMET, a que se haya batido, entre algún otro, el récord de precipitación registrada en una hora. 



Tabla de acumulaciones de precipitación en diez minutos, 1 hora y 6 horas durante los días del 19 al 21 de octubre (fuente: AEMET)

Y somos muchos también los que nos preguntamos, no tanto si estará aumentando la torrencialidad de las precipitaciones, que también, sino su frecuencia. ¿Es una pura sensación subjetiva al ver tantas y tantas imágenes de verdaderos torrentes por poblaciones o amplias zonas arrasadas, dado que ahora la tecnología registra todo o casi todo? ¿O es que realmente esa frecuencia o esa intensidad está aumentando tal como indican las proyecciones de cambio climático? No es casualidad que este planteamiento -el de aumento de frecuencia- haya sido también bastante comentado con ocasión de la reciente llegada del ¿huracán? ¿ciclón postropical? Leslie a las costas de la Península Ibérica. ¿Estamos cada vez más en una atmósfera subtropical con sus fenómenos asociados? Tantos récords meteorológicos en los últimos años ¿responden a la variabilidad natural o es una tendencia que nos debe preocupar, o al menos ocupar? Y si es así, ¿de qué medios disponemos para ello o cuáles deberían disponerse?, ¿Cómo se debería trasladar todo ello al público en un relato coherente, sin alarmismos pero con claridad?

En este contexto llama la atención el comportamiento de muchos medios de comunicación en los que, tras la efervescencia -a veces demasiada efervescencia-, en relación a  "lo que viene" o a "lo que está pasando", no se lleva a cabo posteriormente una reflexión más profunda en forma de debates o de programas especiales sobre "lo que ha pasado": causas, gestión, consecuencias, posible evolución  de estos acontecimientos a medio y largo plazo... y posibles soluciones, o al menos alternativas. Puede que el argumento para no hacerlo sea decir que no hay demanda social para ese tipo de programas -yo sí creo que interesa y mucho- o que ya no hay noticias que ofrecer... o que la "política" es lo que más vende. Y aunque los medios privados tienen la libertad de decidir cuál es su apuesta informativa y divulgadora, creo que los medios públicos deberían prestar mucha mayor  dedicación a estas cuestiones que realmente están suscitando inquietud en gran parte de la población.

Y hablando de "política" es cuestionable también la actitud de la clase política, más allá de visitas, lamentaciones o, en su caso, petición de responsabilidades. ¿Cuándo un debate parlamentario con presentación de iniciativas sobre estos temas: su mejor conocimiento, sus implicaciones o la planificación de su gestión a medio y largo plazo?

Y por último  también es de preocupar los escasos recursos dedicados en la investigación  en España sobre la situación, evolución y consecuencias del cambio climático en nuestro propio entorno, si bien es verdad que ya van apareciendo algunas instituciones oficiales o departamentos universitarios, como en el caso de Castilla La Mancha por ejemplo, que, poco a poco, empiezan a avanzar sobre ello. ¿Por qué no potencian más los Ministerios de Ciencia, Innovación y Universidades o el de Transición Ecológica la investigación y divulgación de estas cuestiones?

Hace falta algo más que sorpresas, espectáculo, titulares y lamentaciones; hay que ir más allá. Investigadores, medios de comunicación, políticos, gobierno... ¿Quién lleva la iniciativa?

17 de octubre de 2018

Algo más sobre Leslie

El pasado sábado las redes sociales, y en especial Twitter, echaban humo con el seguimiento de la llegada a la Península del huracán Leslie tras su largo periplo atlántico y tras resolver también la tremenda incertidumbre sobre, si finalmente iba hacia Canarias, volvía sobre sus pasos a pleno Atlántico, o se adentraba en la Península. Pues bien, para los que todavía no estén cansados de la cuestión y tengan interés en dar algunas vueltas más a Leslie, comparto a continuación algunas ideas o reflexiones sobre cuestiones que se suscitaron en estos últimos días y que creo que son interesantes. 

a) Incertidumbre sobre la trayectoria

Pocos veces un huracán habrá tenido tanta incertidumbre sobre su trayectoria a 36-48 horas como Leslie. La cuestión estaba en si iba a ser o no finalmente atrapado o conducido por una gran vaguada atlántica. En el fondo, y como en su momento apuntó en Twitter Juanje González Alemán, el problema estaba más bien en la incertidumbre sobre la propia vaguada, ya que corriente arriba sufría una interacción con "ex Michael", situado más al nordeste. Los distintos modelos y sus sucesivas pasadas resolvían de forma distinta esta interacción pero, al menos, los probabilistas nos permitían evaluar mejor la situación aún sin resolverla del todo.

b) Leslie como huracán o ciclón postropical. 

Cuando Leslie finalmente optó por dirigirse hacia la Península, el Centro Nacional de Huracanes (NHC) lo consideraba aún un huracán. Fue hacia las ocho de la tarde del día 13 (hora de la Península) cuando lo declaró "ciclón postropical". 




El NHC lo define así: "Ciclón postropical: Un antiguo ciclón tropical. Este término genérico se refiere a un ciclón que ya no posee suficientes características tropicales como para ser considerado un ciclón tropical". Entiendo que esas características son básicamente ser un ciclón de núcleo cálido, no frontal, originado en aguas tropicales o subtropicales, con convección profunda y organizada y que mantiene una circulación cerrada del viento en superficie alrededor de un centro bien definido.

De la definición anterior se infiere que el paso entre huracán clase I y ciclón postropical se mueve en una línea muy fina ya que se funda en que no posea "suficientes" características tropicales. Es una dificultad que también me ha comentado alguna una vez un predictor del propio NHC. Pues bien, el Centro estimó que esa línea se había "cruzado" a la hora que antes indicaba y no seré yo quien pueda ni deba discutirlo, ni por medios ni por conocimientos. Sin embargo, no puedo evitar que el estudio de las imágenes de satélite me genere algunos interrogantes. Aunque en los distintos canales de Meteosat hay información interesante, voy a utilizar algunas imágenes del canal infrarrojo. 

Esta es la imagen de las 16 h TMG (18 h. en España), cuando según el NHC todavía era huracán clase I:





La que sigue corresponde a las 18 h. TMG (20 horas en España) cuando ya el NHC lo empezó a considerar postropical. Sin embargo, se ve todavía una circulación cerrada y zonas convectivas, al menos al norte de esa circulación (distinguiendo como creo que debe ser la pura estructura del ciclón de la del frente con el que interactuaba).





Dos horas después, a las 20 h TMG (22 horas en España), la imagen es muy parecida, pero la circulación cerrada se encuentra ya muy cercana a la costa portuguesa y la convección creo que permanece:



Una hora después, 21 h TMG (23 horas en España), esa circulación, al menos aparentemente cerrada, está ya justamente sobre la costa y la convección (la estrictamente unida al ciclón, porque en zonas cercanas se desarrolla más) contínua e incluso puede que crezca algo más.



A las 22 TMG, todavía puede seguirse algo de esa circulación cerrada en el interior pero ya podría haberse abierto:






Insisto en que con lo anterior no trato de discutir la calificación dada por el NHC porque puede que alguna condición necesaria no se cumpliese. Además no tengo todos los datos o puedo no interpretar correctamente las imágenes.  Además, es verdad por otra parte que el ciclón interaccionaba ya claramente con la zona frontal y eso puede distorsionar percepciones. Es posible incluso que se produjera algún fenómeno dinámico al abrirse -cuando fuera- la circulación. En cualquier caso, al presentar estas imágenes he querido resaltar lo tan cerca que estuvimos de que un verdadero huracán tomara tierra en la Península y apuntar también de paso el interés de un estudio profundo sobre esta evolución de Leslie.

c) Los efectos de Leslie y las predicciones

El domingo aparecieron en las redes sociales algunos comentarios sobre sí la predicción de los efectos de Leslie en viento y lluvias habían fallado, y que lo de Leslie no había sido en el fondo para tanto. Si damos crédito al dato de una racha de viento de 170 km/h en Figueira da Foz, justo por donde el centro de Leslie tocó tierra, ese dato supera bastante la predicción del NHC y podría indicar -no lo sé- la existencia de algún otro proceso dinámico relacionado quizás con la rotura de la circulación cerrada. En cualquier caso otros datos observados ya en España se mueven entre rachas de 70 a 112 km/h en consonancia con lo previsto por el NHC. Lo que sí parece claro es que las precipitaciones (valores registrados en España de hasta 50 mm) pudieron quedarse por debajo de lo pronosticado. En cualquier caso creo que las expectativas que se levantaron respondían fundamentalmente a la novedad de un huracán llegando a la Península Ibérica más que a poderse alcanzar registros extremos.


d) Leslie y las intensas lluvias mediterráneas. 

También se ha hablado mucho de estos días sobre si las intensas lluvias que afectaron el domingo a Cataluña, Aragón y zonas del sureste francés han estado relacionadas con Leslie. Creo que no ha sido así, al menos de forma directa, entre otras cosas porque ni Leslie ni un posible ex Leslie existían ya como tales. Lo que sí puede ser es que su interacción con la circulación principal del chorro distorsionara a éste de algún modo (alterado también anteriormente por la presencia de los restos de Michael que venían empujando), de forma que se generó una estrecha vaguada en niveles medios/altos:



Esa estructura -casi una pequeña dana- indujo en superficie un marcado flujo del sureste cargado de humedad del Mediterráneo que, unido a los ascensos de la zona delantera de la vaguada, produjo las intensas lluvias. Cabe la posibilidad de que el aire subtropical húmedo que acompañaba a Leslie y que había ya ingresado en la banda frontal, aportara energía y humedad complementaria. Es posible, pero por la experiencia que ya tenemos de las situaciones mediterráneas, el aire húmedo mediterráneo se hubiera bastado por sí solo para generar estas precipitaciones. 

e) Leslie y cambio climático

La "cuasi" llegada de un huracán a la Península Ibérica no es una prueba por sí misma de que el cambio climático esté alterando la formación y dinámica de algunos huracanes. Sí puede ir más en esa línea, la tendencia que parece observarse en estos últimos años con la llegada de algunas tormentas tropicales y el paso cercano de alguno de ellos como Ophelia. Todo esto -y su evolución en el contexto del cambio climático- tenemos que estudiarlo muy a fondo en España y formar especialistas en meteorología tropical y subtropical, tanto desde el punto de vista científico como operativo. Es verdad que, menos mal, algún grupo universitario ya está trabajando en ello. Debe apoyársele todo lo posible y abrirse más líneas en este sentido. Nos importa mucho. 

16 de octubre de 2018

Algunos comentarios meteorológicos sobre la "torrentada" de Sant Llorenç

Los acontecimientos atmosféricos se suceden estos días vertiginosamente, pero antes de que  nos llegue a mediados de esta semana el próximo episodio de dana y posible situación de lluvias intensas mediterráneas, me gustaría compartir algunas ideas y reflexiones sobre la trágica torrentada acaecida el pasado día 9 en Sant Llorenç de Cardassar en Mallorca. Como se sabe, las intensísimas lluvias que aparecieron la tarde de ese día en distintos puntos de la isla provocaron, en el caso de Sant Llorenç, una inundación relámpago por el desbordamiento de un torrente con el resultado de varias víctimas mortales así como grandes daños en la población. 

El marco sinóptico general estuvo marcado, como en tantas otras ocasiones, por la presencia de una dana. Sin embargo, tanto su trayectoria de llegada como su ubicación en el momento de las fuertes lluvias sobre Mallorca, no eran a mi juicio de las más típicas. En vez de llegar desde el Atlántico, lo hizo en una lenta trayectoria retrógrada desde el interior de Europa, hasta instalar su centro en el interior de la Península Ibérica tal como se ve en el análisis de 500 hPa del Centro Europeo de las 00 UTC del 10 de octubre. Por su parte, las estructuras convectivas que afectaron a la isla se iban formando, en su zona delantera, en las áreas marítimas de Alborán y Palos, y se dirigían hacia el archipiélago en una trayectoria SW-NE. 

Figura 1

La imagen del canal WV de Meteosat de las 14 horas locales muestra la activa generación de estructuras convectivas sobre el mar de Alborán y área marítima de Palos, más o menos en la zona derecha de entrada de la circulación de la dana. Es más corriente que se formen en la zona izquierda de salida, pero dada la colocación de la dana sobre el centro peninsular, parece que era la zona con mayores posibilidades para su nacimiento y desarrollo.

Figura 2

A las 17 horas locales de ese día las principales estructuras convectivas están ya sobre el mar balear o muy cercanas a él. Parece haber dos de ellas bien diferenciadas, una con su núcleo más importante al sur de Ibiza y otra hacia la isla de Mallorca.

Figura 3

La imagen del canal visible de las 17 horas locales, permite ver mejor esas zonas convectivas. En principio daría la impresión de que se trata de un gran sistema o complejo convectivo expandiéndose desde el sur de Ibiza pero la distribución de los distintos brotes convectivos en su seno de forma diseminada, tal como el que aparece frente a la costa sur de la isla de Mallorca, me hace albergar algunas dudas. Es interesante observar también la línea nubosa rectilínea al este de las islas y de la cual parten fibras de densos cirros. 

Fig. 4

La imagen también del canal visible de una hora después, a las 18 horas locales, muestra como grandes "borbotones" convectivos se han desarrollado en distintas zonas de la gran estructura nubosa, e incluso parece como si algunas de ellas estuvieran organizadas a lo largo de una especie de banda que se extendiera desde el nordeste de Mallorca hacia la desembocadura del Ebro. Así, se ve cómo sobre el mar, y emergiendo de la capa nubosa más uniforme, se desarrollan torres convectivas aisladas sin que, evidentemente, haya sido necesaria para su formación ninguna contribución orográfica; algo que ya se ha podido ver en otras ocasiones en estructuras mediterráneas de este tipo y que han podido dar como resultado fuertes desplomes de lluvia con inundaciones relámpago de carácter local.  ¿Corresponde esa especie de banda a alguna discontinuidad sinóptica o mesoescalar en el flujo que rodea a la dana?, ¿Hay algún proceso de convergencia a niveles bajos?

Curiosamente, en esta misma misma imagen, aguzando mucho la vista, puede verse una de esas torres justo sobre la esquina nordeste de la isla de Mallorca, allí donde más  o menos comienza esa banda.
Fig. 5
Aunque es muy difícil ampliar más esa zona sin perder ya casi toda la resolución, he llegado a obtener esta imagen que sigue. Me pregunto si esa tan pequeña torre, que destaca en el extremo nordeste, más por su sombra que por ella misma, pudo ser el cumulonímbo que, en su desplome, causara de forma muy local la intensísima lluvia que dio lugar a la torrentada. No lo sé, pero podría profundizarse más en ello con las imágenes radar y datos de la zona. 

                                     
                                                                           Fig. 6

La imagen siguiente (Fig. 7) de las 19 horas locales, ya casi sin iluminación solar, nos da todavía una pista muy interesante. Se aprecia aún una banda nubosa que cruza la isla, más o menos desde Manacor a Pollensa, cuyos topes deben ser todavía bastante altos como para ser iluminados por el sol poniente.

                           
                                                                        Fig. 7
Pero, si de nuevo ampliamos la imagen, vemos un poco a la derecha de la banda nubosa a la que me estoy refiriendo, un par de pixels blancos que, en mi opinión responde a la misma u otra torre convectiva muy cercana sobre la zona de Sant Llorenç. No quiere en principio decir que esa nube estuviera aislada ya que podría haber otras pero al ser más bajas, no estaban ya iluminadas por los últimos rayos de sol.


                     
                                                                    Fig. 8

Y ampliando un poco más, se ve aún mejor:  

                    
                                                                                     Fig. 9

¿Fue esta torre la causante de la inundación? ¿Lo fue la anterior? ¿Se fue regenerando?

Aunque sólo he tratado de comentar algunas imágenes de satélite, creo que es posible concluir con dos o tres ideas. La primera es que creo que la situación merece un estudio cuidadoso, bien sea por AEMET o por algún departamento universitario. ¿A qué respondía, si realmente existió, esa banda convectiva más desarrollada entre Mallorca y la desembocadura del Ebro? ¿Tenía algo que ver con el cumulonimbo de la zona de Sant Llorenç? ¿Por qué razón surgió en esa ubicación? ¿Hubo una regeneración del mismo o fueron dos o más torres convectivas? En este aspecto quizás la disposición de imágenes de Meteosat de mayor resolución espacial y temporal, junto con las de radar, puedan ayudar bastante. Y ya, con carácter más general, ¿cuál puede ser el mecanismo de formación de esos grandes pero aislados cumulonimbos que surgen de la masa nubosa principal, muchas veces sin ningún forzamiento orográfico?

La segunda reflexión es, a la vista de las imágenes, constatar la gran dificultad de predecir una situación  de este tipo. Los modelos operativos de predicción no pueden, al menos hoy por hoy, indicar la formación de un torreón convectivo de ese tipo aunque sí en general -no sé si en este caso fue así- las áreas más amplias dónde es probable que se produzcan. Ahí el valor añadido de los predictores expertos en vigilancia es fundamental, aunque la rapidez con que se producen estos fenómenos constituye una gran dificultad.  

La última es, que como he dicho en otras ocasiones, y ya con carácter general, mantengo mi opinión sobre la conveniencia, prácticamente la necesidad, de revisar los medios y los protocolos de generación de avisos, o plantear otros nuevos, y ello tanto por lo que respecta a vigilancia, umbrales, probabilidades o impacto, como a su rápida difusión hasta poder llegar eficazmente al mayor número posible de personas potencialmente afectadas.